Cuando pensamos en salud pélvica, lo primero que suele venir a la mente es: “necesito fortalecer mi suelo pélvico”. Sin embargo, esta no siempre es la solución correcta. En realidad, muchas mujeres necesitan primero relajar antes que fortalecer.
La clave está en saber qué necesita tu cuerpo: ¿más fuerza o más soltura? En este artículo te explicamos cómo identificarlo, qué señales observar y por qué una valoración personalizada es fundamental para mejorar tu calidad de vida.

¿Qué es el suelo pélvico y por qué es tan importante?
El suelo pélvico es un grupo de músculos, ligamentos y tejidos que se encuentra en la base de la pelvis. Actúa como una hamaca que sostiene órganos vitales como la vejiga, el útero y el recto. También interviene en funciones como:
- La continencia urinaria y fecal
- La función sexual
- El parto y la recuperación postparto
- La postura y la respiración
Un suelo pélvico saludable no es necesariamente uno “fuerte”, sino uno funcional: que sepa contraerse, sostener… pero también relajarse cuando es necesario.

¿Qué pasa cuando no está equilibrado?
Los desequilibrios del suelo pélvico pueden clasificarse en dos grandes grupos:
- Hipotonía: músculos débiles o con poca respuesta.
- Hipertonía: músculos demasiado tensos o contracturados.
Ambas condiciones pueden afectar tu día a día, tu salud íntima y hasta tu bienestar emocional. Y lo más común es que muchas mujeres tengan una combinación de ambas.

Señales de alerta: ¿debo relajar o fortalecer?
Vamos a ayudarte a diferenciar con claridad las señales que indican si tu suelo pélvico necesita relajación, fortalecimiento o ambas cosas.
Señales de que tu suelo pélvico necesita RELAJARSE
- Dolor en las relaciones sexuales o al usar tampón
- Dificultad para orinar o sensación de no vaciar la vejiga completamente
- Estreñimiento crónico o dolor al evacuar
- Dolor pélvico crónico, lumbar o sensación de presión interna
- Incapacidad para relajar después de los Kegels
- Hipersensibilidad o sensación de “tirantez”
Estas señales apuntan a un suelo pélvico hipertónico. En estos casos, los ejercicios de fuerza sin supervisión pueden empeorar los síntomas.
Señales de que tu suelo pélvico necesita FORTALECERSE
- Pérdidas de orina al toser, reír, correr o estornudar
- Sensación de “vacío” vaginal o presión hacia abajo
- Gases vaginales
- Dificultad para contener los gases o la orina
- Recuperación postparto con debilidad muscular
- Prolapsos leves (órganos que “bajan”)
Estas señales indican una hipotonía pélvica. Aquí, un programa de ejercicios adaptado puede ayudarte a recuperar el tono y la estabilidad.

¿Y si tengo síntomas de ambos?
No estás sola: es muy común tener zonas tensas y otras debilitadas al mismo tiempo. Por ejemplo, puedes tener una zona anterior del suelo pélvico contracturada y una posterior débil. O tener tensión por estrés y debilidad tras el parto.
Por eso, es fundamental no autodiagnosticarse ni hacer ejercicios genéricos que encuentres en internet. Cada cuerpo es único. Y cada suelo pélvico también.

¿Qué puede pasar si hago ejercicios inadecuados?
Hacer Kegels sin evaluación previa puede agravar la hipertonía, generar más dolor o aumentar la presión intraabdominal.
Por el contrario, hacer solo estiramientos cuando necesitas fuerza tampoco resolverá tus síntomas.
En ambos casos, puedes frustrarte al no ver resultados y abandonar el cuidado de esta zona tan importante.
¿Cómo saber con certeza qué necesita mi suelo pélvico?
La respuesta está en una valoración individual con una fisioterapeuta especializada en suelo pélvico.
Durante esta valoración, se analiza:
- Tono en reposo y contracción
- Coordinación muscular
- Control voluntario
- Sensibilidad, dolor o puntos gatillo
- Postura, respiración y diafragma
- Estado de la musculatura abdominal y perineal
Con esta información se diseña un plan personalizado que puede incluir:
- Relajación, estiramientos y conciencia corporal
- Fortalecimiento progresivo y control motor
- Reeducación postural
- Trabajo respiratorio y diafragmático
¿Qué incluye un tratamiento personalizado?
En Mujer y Suelo Pélvico, el tratamiento se adapta a ti. Algunos enfoques comunes incluyen:
Objetivo | Técnicas y herramientas |
Relajar | Masajes internos, respiración, estiramientos, biofeedback, calor local, liberación miofascial |
Fortalecer | Ejercicios de Kegel guiados, ejercicios funcionales, uso de dispositivos de biofeedback, hipopresivos |
Reeducar | Ejercicios de conciencia corporal, mejora postural, coordinación respiración-movimiento |
Cada sesión es un espacio de conexión contigo misma. No es solo una rutina de ejercicios, es un proceso de escucha y transformación.
¿Relajar también es cuidar?
¡Absolutamente! En una cultura donde se premia la rigidez, muchas veces olvidamos que el descanso y la relajación también son formas de fortaleza.
Un suelo pélvico que no sabe relajarse no podrá contraerse de forma eficiente. Por eso, en ocasiones, la primera etapa del tratamiento es simplemente aprender a soltar.
Conclusión: Escucha a tu cuerpo, no a las modas
Fortalecer está de moda, pero no todo lo que está fuerte es funcional. Lo verdaderamente importante es tener un suelo pélvico que responda de forma adecuada a cada momento de tu vida: en el esfuerzo, en el descanso, en la intimidad, en la maternidad o en el envejecimiento.
¿Dudas si relajar o fortalecer tu suelo pélvico?
Te acompañamos paso a paso con una valoración profesional, tratamientos personalizados y un enfoque integral centrado en ti.
Puedes agendar tu primera sesión o pedir una cita informativa gratuita. Escríbenos aquí o visita nuestra sección de contacto.